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Sapan Inka

Centro de investigación y exploración de estados expandidos de conciencia

Frases y Pensamientos



El principio activo busca al principio pasivo; la plenitud está enamorada del vacío. Las fauces de la serpiente atraen su cola y, al girar sobre sí misma, se huye y se persigue. La serpiente simbólica gira siempre devorando su cola; es que hay necesidad, por razón de ser, que en toda plenitud haya un vacío, en toda magnitud un espacio, en toda afirmación una negación; es la realización eterna de la alegoría del fénix.

                                                                                               Eliphas Lévi, 1854

 

 

El símbolo de la prima materia es, no sin propósito, una serpiente que tiene su cola en la boca...La serpiente con la cola en la boca equivale al ciclo de la energía vital, a la rueda giratoria de la vida, de la procreación permanente, y de la creación del mundo... La serpiente es portadora del bien y también del mal. Aquellos que rompen el anillo para reemplazarlo con una unión mística (Hieros gamos), se liberan de la rueda de la compulsión, y se elevan por encima del bien y del mal.

                                                                                               Herbert Silberer, 1914.

 


Ya en el modelo del uroboros está presente la idea de devorarse a sí mismo y formar un círculo consigo mismo, pues los alquimistas más sensatos tenían claro que, en cierto sentido, la prima materia del arte es el hombre mismo. El uroboros que se come su propia cola es un símbolo drástico de la asimilación e integración del opuesto, la sombra. Al mismo tiempo, este proceso circular es explicado como un símbolo de la inmortalidad, es decir, de la constante auto-renovación, pues se dice del uroboros que se mata a sí mismo, se da vida a sí mismo, se fecunda y se da a luz. El uroboros representa desde antiguo lo uno que surge de la unión de lo que está en disputa consigo mismo, por lo que constituye el misterio de la prima materia, que en cuanto proyección procede inequívocamente de lo inconsciente.

                                                                                               Carl Gustav Jung, 1956.

 

 

 

En la alquimia la purificación se lleva a cabo mediante una destilación múltiple; en la psicología por medio de una separación también igualmente radical del hombre consciente de toda mezcla inflativa de lo inconsciente. Esta tarea requiere un minucioso examen de la conciencia moral y un proceso de autoeducación, y aquel que los ha verificado en sí mismo también puede proporcionarlos a otros.

                                                                                               Carl Gustav Jung, 1946

 

 

El aislamiento y estar con uno mismo es una condición previa para la interiorización. El no iniciado que debe ser admitido es, para usar el lenguaje de la alquimia, el sujeto, en quien el proceso de purificación debe ser perfeccionado. Los alquimistas ponen al sujeto en un recipiente estrecho que debe ser sellado herméticamente y separado del mundo exterior. Allí es sometido a la putrefacción como en una tumba. La interiorización le conduce a las profundidades de su corazón.

                                                                                                  Herbert Silberer, 1914

 

 

El azufre, la sal y el mercurio de los que hablan los alquimistas representan los distintos elementos de la psique humana. El recipiente en el que se mezclaban, el Athanor, simboliza al propio hombre. Al fuego sobre el cual se deposita tiene el significativo nombre de Incendium amoris, y simboliza esa fuerza transformadora que es el calor del amor espiritual. Las sustancias sometidas a este procedimiento pasan por tres transformaciones: en una primera fase en la cual se vuelven negras, llamada de putrefacción, corresponde al estadio de la purgación o purificación de la que hablan los místicos; en la segunda fase se vuelven blancas y se transforman en plata, y ello corresponde a la iluminación del alma; finalmente, en la tercera y más elevada fase, se vuelven rojas y se transforman en oro, ese oro espiritual que es la conclusión de la Magnum Opus y que corresponde al glorioso estado unitivo de los místicos.

                                                                                                 Roberto Assagioli, 1973 

 

 

Hay en el Trabajo una frase que afirma que es preciso transmutar el "plomo" en "oro". Esto es hablar en términos del antiguo lenguaje alquímico. El sujeto de la verdadera Alquimia era el Hombre y su transformación interior. Pero el Trabajo agrega que una persona ya debe tener oro para hacer más oro... Muchos maestros esotéricos medievales, escondían su enseñanza bajo términos de alquimia, hablaban de destilación y diseñaban retortas, hornos y otros aparatos semejantes en sus extraños diagramas. Separar lo más grosero de lo más fino es nuestra tarea diaria en este Trabajo.

                                                                                                   Maurice Nicoll, 1944

 

 

En este estado de inocencia primitiva, de candor filosófico reencontrado, el sujeto es encerrado en un espacio reducido, donde no penetra ninguna luz exterior. Es el Gabinete de Reflexión, que corresponde al recinto del alquimista, a su Huevo Filosófico herméticamente cerrado. El profano encuentra allí la tumba tenebrosa, donde voluntariamente, debe morir a su

existencia pasada. Descomponiendo las capas que se oponen a la libre expansión del germen de la individualidad, esta muerte simbólica es preludio del nacimiento del ser nuevo, que será el Iniciado. Este nace de la putrefacción, representada por el color negro de los alquimistas.

                                                                                                   Oswald Wirth, 1910

 

La verdad es aquello a lo que nada le puede faltar, a lo que nada se le puede agregar, ni mucho menos, a lo que nada se le puede oponer. . . . La verdad es, pues, una gran fuerza y una fortaleza inexpugnable. . . . . una promesa inconquistable para los que la poseen. En esta ciudadela está contenida la verdadera e indudable piedra y tesoro de los filósofos, que no es devorada por las polillas ni desenterrada por los ladrones, sino que perdura por siempre cuando todo lo demás se disuelve, y está destinada a la ruina de muchos, pero también a la salvación de otros. Esta es una materia inútil para los profanos, despreciada sobre todas las cosas y odiada en exceso, pero no es odiosa sino amable, y para los filósofos es más valiosa que las gemas.

                                                                                                     Gerard Dorn, 1567

 

 

 

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